El arte de la distracción

lunes, abril 16, 2007

Hoy fui a un negocio de ortopedia por unas plantillas que voy a tener que usar a causa de que tengo las patas chuecas (¡y que patotas!), afortunadamente no tengo que usar de esos zapatos mata-perros que le ponen a los morritos con las patas chuecas, bueno el caso que, en lo que estaba esperando, estaban atendiendo a un morrillo y en eso que le muestran un par de zapatos a los papás del morro para que se los midiera, a lo que la que atendía les daba indicaciones que el zapato le debía quedar mas grande para darle lugar a la plantilla, les dijo que con un dedo de diferencia, y el señor padre del morro se sentó a un lado de mi para medir el zapato, acto seguido le pone el zapato al plebe y le restriega la pata hasta el fondo asi como si le estuviera escarbando al frasco de la mayonesa, y pues la reacción no se dejó esperar, el morrillo empezó a hacer muecas y caras (¡quiere llorar!, ¡quiere llorar!) y ya mero le salía la lagrimita cuando la mamá reacciona y le dice -mira mira tiene un conejito (uno como llaverito que estaba en el zapato)-, el morro dejó las muecas y se le queda viendo al conejito pensando -¡ay wey no mames un conejito!, seré la envidia de mis, mis... puta madre todavía no voy a la escuela-.

Yo en mi mente comencé con la reflexión, ¿que pedo?, siempre las personas tienden a atraer la atención a otro lado en vez de decirle directamente lo que pasa o controlarlo, bastaba con un -no seas llorón, los hombres no lloran- o -aguántese como los machos- o algo por el estilo.

En seguida de estos había otra señora con su hija la cual andaba algo acelerada y se levantaba a corretear por los alrededores, aquí es donde entra otra distracción para atraer la atención de la niña, la señora ve que no le hacen caso y le dice -no que te va a llevar el señor del sombrero (¿? sabra la gran verga maestra quién es ese amigo tan temerario)-, en eso que entra una señora bien chichona y ya no supe que pasó.




FIN.

1 comentarios:

Grajeda dijo...

a huevo!!!

hay que educar a los hijos como debe ser y no con chingaderas


unos buenos cinturonazos pueden evitar muchos psicologos en el futuro